LA HISTORIA Y EL DERECHO
El Juez y el Historiador en Carlo Ginzburg
Carlos Villanueva Benavides
Licenciado en Historia UNMSM
Maestría
en Defensa Nacional -Argentina
cvillanuevabenavides@gmail.com
La
primera impresión que me dejó el texto es que pudo ser mejor, pues gran parte
del argumento se pierde en cuestiones más de relato de eventualidades que
sucedieron o pudieron ocurrir alrededor del juicio a Sofri, pero en medio de
esta argumentación, entremezclado con el relatos de los hechos, este reconocido
historiador pone sobre el tapete un tema
que debemos tener muy en cuenta en nuestro quehacer historiográfico, y más vale
ser consciente de esto, pues en el fondo se refiere a problemas de la Teoría de la Historia.
Ginzburg
llega a este tema movido por un hecho personal, la acusación y posterior
sentencia que recibe un amigo suyo involucrado en un asesinato, que desde mi
punto de vista no fue un hecho delictivo común, sino un delito político, como
fue el ajusticiamiento de un jefe policial dictado por la Lotta, una agrupación anarquista italiana de los años 60 y
principios de los 70, como vendetta
por el asesinato de un activista político de izquierda.
El aporte más importante del historiador italiano, ocurre
cuando se refiere a la relación entre la Historia y el Derecho, aquí
Carlo Ginzburg entra en el terreno de la Teoría de la Historia, haciendo un
breve esbozo del camino seguido entre
estas disciplinas sus orígenes y coincidencias, dice “las
relaciones entre historia y el derecho siempre han sido muy estrechas...si bien
la palabra historia procede del lenguaje medico, la capacidad argumentativa que
implica viene sin embargo del ámbito jurídico...Según la tradición clásica, [a] la exposición histórica...se le exigía, en
primer lugar, una cualidad que los griegos llamaban enargheia y los latinos
evidentia in narratione...al igual que a
un abogado, el historiador tenía que convencer
por medio de una argumentación eficaz...y no por medio de una
argumentación de pruebas o de la
valoración de pruebas producidas por
otros, pero hasta la segunda mitad del siglo XVIII historia y anticuaría
constituyeron ámbitos intelectuales completamente independientes estas últimas
actividades propias de los anticuarios y de los eruditos...”
De esta forma el autor va delineando lo que serán los
elementos comunes en estas profesiones los “indicios, pruebas, testimonios” de
tal manera que en la reconstrucción del pasado estos elementos se fueron
involucrando de manera sustancial. “Entre
finales del siglo XIX y principios del XX la historiografía y en especial la
historiografía política: de manera muy especial la historiografía sobre la
revolución francesa , asumió una fisonomía visiblemente judicial...El modelo
judicial tuvo dos efectos interdependientes entre los historiadores, por una
parte les indujo a centrarse en los hechos
(políticos, militares y
diplomáticos) que en cuanto tales podían
ser atribuidos a, sin demasiadas dificultades , las acciones de unos o más
individuos, por otra a descuidar todos
los fenómenos (historia de los grupos
sociales, historia de las mentalidades y así sucesivamente) que no encajaban en
esta pauta explicativa ...ante el dilema juzgar o comprender Bloch optaba sin
dudar por la segunda alternativa…George Lefebvre (1932) ha llegado a ser un clásico
de la historiografía contemporánea....la Gran de Peur nunca habría sido escrito
sin el precedente de los Reyes Taumaturgos (1924) de Bloch...Ambos libros giran
en torno a acontecimientos inexistentes el poder de curar a los escrofulosos atribuido a los reyes de
Francia y de Inglaterra y las agresiones de grupos de bandidos al servicio del
complot aristocrático. Lo que ha hecho
históricamente relevante estos acontecimientos fantasmales es su
eficacia simbólica, esto es, la imagen que de estos se hacia una mirada de
individuos anónimos. Es difícil imaginar algo, más lejano de la
historiografía moralista inspirada a partir de un modelo judicial.”
De esta forma los hechos y las pruebas en el relato
histórico irán perdiendo peso y si acaso importancia, se produjo en la
historiografía un proceso que podríamos llamar de subjetivización de la
historia, si bien la reconstrucción histórica es una actividad subjetiva en el
sentido que el sujeto reconstruye lo acontecido a partir de determinados hechos
materiales acontecidos, del cual es posible encontrar huellas o en su defecto
podemos hallarlas reflejadas en terceros acontecimientos de distinto tipo, esta
subjetivización se produce ya no en el plano del Conocer, o sea en el plano
gnoseológico, sino en el plano del Ser, o sea en lo ontológico. El camino que fue
tomando la historiografía estuvo ligado al proceso político que nació en occidente, estamos hablando del nacimiento de
lo que se conoció como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la
primera República de Obreros y Campesinos, fue así que con el amanecer del siglo
XX surgió en forma abierta la lucha entre
dos posiciones ideológicas y políticas abiertas y mutuamente excluyentes, una
de estas disputas se produjo entre las diferentes formas de comprender la
política y la historia, en otras palabras entre los que luchan por reflejar en
la historia un proceso de cambio y transformación (posición revolucionaria) y
quienes buscan mantener las formas existentes (posición conservadora), ya sean estas
políticas, culturales, económicas etc. Desde este punto de vista se desprende
la existencia de por lo menos dos grandes campos o grupos en los cuales las
disciplinas sociales se catalogan, la burguesa o conservadora y la
revolucionaria o marxista, claro está que resulta en extremo simplista esta dicotomía,
pues a ciencia cierta, en cada una de estas denominaciones existe una gran
variedad de matices, sin mencionar que se reconocen etapas intermedias entre
estos dos grandes grupos.
Así tenemos que en
la llamada historiografía burguesa, se acentuará un proceso en el cual se desarrollaran
argumentaciones tendientes a trastocar la realidad material, de tal manera que ésta
se vaya deformando, para crear una conciencia histórica falsa, y por lo tanto
cada vez más alejada de la realidad, cuyo resultado será una expresión política también trastocada y
deformada (aquí se está tomando la definición de ideología como falsa
conciencia de Marx). Por eso resulta por lo menos llamativo que para Ginzgurg
el problema de fondo sea la “fortuna”
que ha encontrado determinado concepto. La critica al concepto de “representación”
es del todo valida y merece que el autor la exponga de manera directa para
nuestra mayor comprensión “Para muchos historiadores la noción de prueba
esta pasada de moda: así como la verdad esta ligada por un vínculo
histórico...las razones de esta devaluación son muchas, y no todas de
orden intelectual. Una de ellas es...la
exagerada fortuna que ha alcanzado en ambos lados del Atlántico la palabra ¨representación¨...la
fuente histórica tiende a ser examinada exclusivamente en tanto fuente de si
misma (según el modo en que ha sido construida) y no de aquello de lo
que se habla. Por decirlo en otras palabras, se analizan las fuentes (escritas
en imágenes etc.) en tanto que testimonios de
“representaciones” sociales pero al mismo tiempo se rechaza, como una
imperdonable ingenuidad positivista, la posibilidad de analizar las relaciones
existentes entre estos testimonios y la realidad por ellos designada o
representada…Pues bien, estas relaciones nunca son obvias definirlas en
términos de representación sí que sería
ingenuo...”, de esta manera el historiador
italiano redondea la idea esbozada acerca de la cada vez mayor
separación entre la fuente histórica o las formas de expresión de aquella y el
objeto en si mismo como parte de una realidad social del cual es reflejo.
Finalmente Ginzbugr trata el tema de los contextos
como otro de los puntos coincidentes entre ambas profesiones, pero ¿cómo
entender el problema del contexto en la interpretación histórica? Si bien caben varias interpretaciones desde
las que ponen por encima de todo al libre albedrío de los hombres, como seres
cuya voluntad solo puede ser gobernada por sí mismos y cuyo deseo proviene de
la grandeza de su pensamiento, hasta
aquellas que podrían considerar al individuo como preso de su sociedad e
imaginarla como seres moldeados por algún designio mágico sin capacidad de
transformar o influenciar en su entorno social, en realidad ambas posturas son extremas
y a mi juicio alejadas de la realidad.
Creo que la mejor manera de resolver la interpretación de
los contextos es desde la el punto de vista de la teoría del conocimiento, aplicando
el método conocido como lo lógico y lo histórico, de la vieja escuela marxista,
así tenemos que desde esta perspectiva el contexto histórico lo debemos
entender en dos dimensiones, por un lado el proceso de los acontecimientos acaecidos,
lo material o sea que toda persona nace
en un medio social en donde ya existen determinadas relaciones sociales,
económicas, culturales, de nación, de clase social, etc., y por otro lado,
hallar en esos acontecimientos la conexión interna que refleje las leyes del
desarrollo social en el pensamiento del investigador.
Así tenemos que todas las acciones de los hombres estarán
históricamente condicionadas, dentro de ello los hombres buscan tomar
determinadas decisiones que si bien pueden responder en mayor o menor medida a
sus propios deseos, estos necesariamente estarán enmarcados dentro de un
contexto histórico determinado, y en el conjunto de este proceso se expresan
relaciones de causalidad y necesidad y de necesidad y libertad, como formas de
alcanzar la libertad del hombre, entendida ésta como una acción plenamente
conciente en su quehacer histórico.
Federico Engels en Carlos
Marx. Contribución a la Crítica de la Economía Política, explica de la
siguiente forma esta relación. “La
historia se desarrolla con frecuencia a saltos y en zigzags, y habría que
seguirla así en toda su trayectoria, con lo cual no sólo se recogerían muchos
materiales de escaza importancia, sino que habría que romper muchas veces la
ilación lógica. Además la historia de la Economía Política no podría escribirse
sin la de la Sociedad Burguesa, con lo cual la tarea se haría interminable…Por
tanto el único método indicado era el lógico. Pero este no es en realidad, más
que el método histórico, despojado únicamente de su forma histórica y de las
contingencias perturbadoras. Allí donde comienza esta historia debe comenzar
también el proceso discursivo y el desarrollo ulterior de este no será más que
la imagen refleja en forma abstracta y teóricamente consecuente, de la
trayectoria histórica; una imagen refleja corregida, pero con arreglo a las leyes que brinda la propia
trayectoria histórica…” Por su parte Mauricio
Lebedinsky en su obra Notas sobre la Metodología del Estudio y la Investigación,
señala al respecto: “…lo histórico es lo
primero y lo lógico es lo derivado. Lo Histórico y sus leyes se abren paso a
través de causalidades, de caminos secundarios, de avances y retrocesos, de
zigzags. Lo lógico es un reflejo en el pensamiento, especial, corregido. La
historia es objetiva y subjetiva, es decir que no es solo historia material,
sino también el pensamiento, de la conciencia social, del conocimiento .Es
cierto que lo ideal es el reflejo de lo material, pero tiene una estructura
compleja…”
Considero que ensayar una explicación de esta manera no es
encasillar a nadie, solo busca ir al fondo de las ideas que mueven al
historiador italiano, por lo que debemos tratar
de expresarlo de la manera más fiel posible. En este punto Ginzburg se
muestra bastante conservador, no quiere dejar sentada su opinión, reconociendo
que son dos planos de análisis distintos, el acontecimental en donde se mueve el derecho y el plano
estructural, que es como entiende la ciencia histórica. “...los hechos que examinan los jueces y los historiadores son en parte
diferentes, sobre todo porque diferente
es, en unos y en otros, la aptitud hacia el contexto o mejor hacia los contextos. A los jueces los
contextos se les presentan....principalmente en forma de circunstancias de
elementos o circunstancias atenuantes, de orden biológico o histórico. Basándose
en ellos un individuo puede ser considerado parcial o totalmente perturbado,
momentánea o constitucionalmente incapaz de comprender, y así sucesivamente, o
una serie de delitos pueden ser condonadas por haber sido cometidos en una
situación excepcional (guerra civil,
luchas sociales prolongadas...) ...en el campo científico ...de un siglo a esta
parte la relación entre acciones humanas y contextos (biológicos, culturales,
económicos) constituyen para la historiografía más viva un problema abierto y
no un postulado definido de una vez por todas en un sentido u otro.”
Finalmente Ginzburg nos señala que “El camino del juez y del historiador, coinciden durante un tramo,
luego divergen inevitablemente. El que intente reducir el historiador a juez
simplifica y empobrece el conocimiento historiográfico, pero el que intenta
reducir al juez a historiador contamina irremediablemente el ejercicio de la
justicia...”, importante juicio que debemos no solo tenerlo en cuenta sino
aplicarlo en nuestro quehacer historiográfico.
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