jueves, 5 de abril de 2012

Publicado en la REVISTA PRAXIS EN LA HISTORIA



 
 

ESBOZO ACERCA DE LOS ORÍGENES Y FORMACIÓN DE LA BURGUESÍA BUROCRÁTICA EN EL PERÚ

Carlos Villanueva Benavides.
Carlos93historia@hotmail.com.pe
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Al analizar un problema es bueno partir de un marco general que constituya tu visión del mundo y, por lo  tanto, demanda  aplicar lo más conscientemente posible los presupuestos filosóficos del cual se deriva. Este artículo no buscará establecer aquellos marcos, sino, por el contrario, intentará aplicarlos al estudio de, por lo menos, una vertiente en lo ideológico y político del cual se nutrió la  burguesía burocrática en nuestro país.
Para ello analizaremos dos vertientes de su desarrollo, por un lado, el aspecto económico, que solo lo mencionaremos, pues quedará pendiente profundizar su estudio y, por el otro, la influencia de la doctrina de seguridad norteamericana en los ejércitos de Latinoamérica, punto del que nos explayamos más en este artículo. 
Hacia finales de la década del veinte del siglo pasado, el fundador del Partido Comunista del Perú, José Carlos Mariategui [1]en el punto tercero de los principios programáticos realiza una caracterización general de la sociedad, señala que:


 
“[...] El capitalismo se desarrolla en un pueblo semi-feudal como el nuestro, en instantes en que, llegado a la etapa de los monopolios y del imperialismo, toda la ideología liberal correspondiente a la etapa de la libre concurrencia a cesado de ser válida. El imperialismo no consciente a ninguno de estos  pueblos semi-coloniales que explota como mercado de su capital y sus mercaderías y como depósito de materias primas, un programa económico de nacionalización e industrialismo. Los obliga a la especialización, a la monocultura. (Petróleo, cobre, azúcar en el Perú). Crisis que se deriva de esta rígida determinación  de la producción nacional por factores del mercado mundial capitalista.”

Es así, que el capitalismo que se desarrollará en nuestro país, estará dentro de los causes que enmarque la economía y la política internacional, a esta forma especial de capitalismo que se desarrolla en las naciones oprimidas será llamado capitalismo burocrático, puesto que se desenvuelve sobre una base semi-feudal y estará sujeta al imperialismo, con nulas posibilidades de desarrollo autónomo ya que este capitalismo restringe a la burguesía nacional,  oprime a la pequeña burguesía, al campesinado y al proletariado.
Es a partir de 1919 con el gobierno de Augusto Bernardino Leguía, que se iniciará el desplazamiento del imperialismo británico por el norteamericano, la “burguesía mercantil” como la llamaba Mariategui, tomará el control del Estado y desplazará a la vieja aristocracia terrateniente, emprenderá un proceso de modernización reformando la constitución, instituyendo un aparato represivo como la policía en el Ministerio del Interior y combatirá a los llamados caciques – gamonales, de donde solo sobrevivirán estos últimos, además del establecimiento del impuesto a la renta, la ley de conscripción vial entre otros. Por este período se produce el debate Deustua – Villarán, acerca de los modelos educativos, cuestionando de este modo el sistema de ideas de los terratenientes y alabando el modelo norteamericano.  Lo más importante es constatar que en aquellos años la burguesía peruana deviene en burguesía compradora, verdadero apéndice de la burguesía internacional, y cabeza  del proceso político, además  de tomar como forma de gobierno el modelo demoliberal.

INTERVENCIÓN ESTATAL EN LA ECONOMÍA

 
En el aspecto económico, es a partir de la crisis del 1929 – 34, que sacudió la economía mundial, donde la burguesía burocrática se desarrollará. Como sabemos si bien los estudios acerca del crac del 29 tienen distintos enfoques desde  tesis como las de Jonh Kenneth Galbraith[2], quien no  considera que se pueda encontrar responsabilidades en ningún grupo social en  dicho acontecimiento, que lo explica a partir de las ansias desmesuradas de hacerse ricos en muy corto tiempo por parte de la población. También existen otras tesis que lo ven como una crisis de sobreproducción devenida de la abrumadora producción industrial norteamericana y la escasa capacidad de compra por parte de una Europa en reconstrucción luego de la Primera Guerra Mundial; aunque los entendidos dicen que esto está en debate. No obstante, lo que nos interesa es señalar que el sistema político implementó nuevos modelos económicos propugnando básicamente la intervención estatal en la economía de los países, mostrando de manera abierta los serios problemas a los que habían llegado las antiguas recetas liberales.
El economista británico Jonh Maynard Keynes[3], juega aquí un papel destacado, pues su doctrina económica no intenta hacer un estudio de la evolución histórica social, sino busca reconstruir y garantizar la supervivencia del sistema, siendo su recomendación básica una creciente intervención estatal como condición al funcionamiento exitoso de la iniciativa individual.

DE LA DOCTRINA DE SEGURIDAD HEMISFÉRICA A LA DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL.
Por otro lado, tenemos que en el ámbito militar, terminada la Segunda Guerra Mundial, se acentúa la influencia  de los Estados Unidos, quienes desplazarán de manera definitiva a la escuela francesa en la formación profesional de los oficiales y en la organizaron de las fuerzas de seguridad.[4] Los vencedores de la guerra mundial sintetizaron su experiencia bélica poniendo sobre el tapete nuevos conceptos como el de la Guerra Total, Defensa Nacional y la lucha contra los comunistas.
Al buscar las fuentes documentales que nos acerquen al pensamiento político de los  militares,  como se comprenderá, constituye una gran dificultad acceder a los documentos y archivos que estas instituciones manejan, en algunos casos no es posible el acceso y en otros simplemente no existen archivos.[5] Sin embargo, consideramos que una fuente de primera mano que nos muestra como se realizó la evolución en el pensamiento político de los militares es el análisis de los artículos que en las revistas de los institutos castrenses se publicaron.
Por aquellos años en los medios castrenses circulan artículos como el del comandante Carlos Gonzáles[6] quien, busca legitimizar la función del ejército en la sociedad, recalcando su papel como protector de la civilidad contra amenazas insanas de ideologías extranjeras,  esboza una teoría referida al desarrollo paralelo  de las sociedades y los ejércitos:

 “[...] en esta carrera paralela de progreso de los pueblos y ejército, creose un vínculo tan estrecho e indestructible entre ambos [...] en algunas naciones llega a producirse una completa identificación la que se ampliará más [...] frente a los modernos conceptos de la nación en armas y la guerra total.”

Ésta nueva y creciente influencia se expande en  toda América Latina. En agosto de 1955, la Revista Militar publica de manera íntegra un artículo escrito por el General Tomás  Sánchez Hernández del ejército mexicano[7], quien analiza las causas de la capitulación del ejército francés en la guerra, concluye que esta se debió al anquilosamiento de los estrategas galos quienes  luego del triunfo de la Primera Guerra Mundial  se contentaron  solo con aplicar un método defensivo, tipo muralla china (línea Maginot), para resistir el embate germano, poniéndose de espaldas a la aplicación del desarrollo científico a través  del uso de la  tecnología en la guerra. El autor más adelante describe como el ejército francés terminada la guerra superó ese problema a través de la implementación de  modernos métodos de enseñanza a los oficiales en su Escuela Superior de Guerra, quienes no  solo recibirán la instrucción técnica militar, sino que serán capacitados en otros ámbitos mediante los estudios generales: “[...] para orientarlos sobre los problemas de la defensa nacional total [...].”
Este artículo es importante porque nos muestra cómo derivado del análisis de la guerra se va a llegar a la idea que esta involucra el uso de todos los recursos de una nación, ya sean estos materiales o espirituales (humanos): ”[...] arrojando en la balanza de la guerra la totalidad de los recursos morales, diplomáticos, demográficos, industriales y agrícolas [...]”, por lo que es necesario articular el desarrollo de una nación en función de posibles escenarios de guerra. Así, la Guerra Total como doctrina militar va a traspasar los linderos netamente militares  para  involucrarse no solo en los planes de gobiernos de los estados, sino plantear explícitamente la necesidad de un Proyecto Nacional que vaya más allá de los eventuales gobiernos, estableciendo objetivos nacionales y planes estratégicos para el desarrollo de una nación:

 “Esta orientación hija de la segunda conflagración mundial justifica  la presencia de elementos civiles en una Escuela Superior de Guerra, que especializados en unas disciplinas distintas a las específicamente militares  forman equipos con los militares de carrera para abordar los estudios de  la defensa nacional”, concluye  Sánchez.

Recordemos que ya para esos años estaba  en funcionamiento el Centro de Altos Estudios Militares[8] bajo la dirección del general José del Carmen Marín Arista[9]. Esta institución fue fundada el 15 de junio de 1951. Así, a la ceremonia realizada en el cuartel de Pueblo Libre, asistieron destacadas personalidades  civiles y militares entre ellos el Primer Ministro y Ministro de Guerra Zenón Noriega. De este acontecimiento nos interesa destacar las palabras de Marín, quien esbozó allí las líneas que recorrerá esta institución: 

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“[...] abordaremos el estudio analítico del proceso de preparación integral del país para su defensa a fin de poner en evidencia las ideas directrices que la norman, el papel relativo a las fuerzas armadas y de las fuerzas vivas, las relaciones de todo orden que existe entre ambas y finalmente para definir como se realiza  y en que se traduce la colaboración con el alto mando [...].”

En otras palabras, se enmarca dentro de la concepción impulsada por la doctrina militar norteamericana que,  en esos momentos, preparaba al conjunto de América latina dentro de sus planes de la guerra fría, cuestión que es indesligable de cualquier planeamiento estratégico, por eso Marín en su alocución dice que: “[...] el Perú tiene deberes respecto a la Defensa Continental emanadas de los compromisos internacionales, para cuya ejecución sus medios pueden ser contemplados del exterior [...].”[10]
En el plano del desarrollo económico,  Marín  expondrá la visión que los manuales de  la doctrina militar le demandan, ésta lo desarrolla cuando analiza el Potencial Nacional, nombre con que se le denomina a todos los medios con que el Estado cuenta para la realización de sus planes de bienestar y de seguridad. Afirma que es el Estado quien debe planificar el desarrollo de la potencialidad del país, pues en la economía existen dos agentes de desarrollo:

“[...] el sector público cuyo criterio exclusivo es el bienestar nacional y  el sector privado, que abarca a casi la totalidad de las actividades económicas y que actúa con el incentivo de obtener los mayores beneficios dentro del sistema capitalista de propiedad privada y libertad de empresa, [...] si el desarrollo de la potencialidad del país se realizara dentro de este ambiente [...] seria un verdadero milagro que respondiese armónicamente al bienestar y seguridad de la nación.”

Así, afirma categóricamente que:

“Es el estado responsable de ambas (bienestar y la seguridad nacionales), tiene pues el deber de planificar dicho desarrollo y de crear el ambiente y las condiciones materiales favorables para que el sector privado participe en la ejecución de los correspondientes planes con beneficio propio y del bien común[11]


Es dentro de este sistema de ideas que la planificación cumplirá un rol clave, no sólo para la economía, pues del director del CAEM al tratar acerca de la Organización Estatal, señalará que:

“En suma, el bienestar  (es) el fin supremo que se persigue, el desarrollo de la potencialidad del país  el medio de alcanzarlo, la planificación es el método técnico para realizar, no solo ese desarrollo sino el conjunto de la política del Estado.”

Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos se preocupó entre otras cosas por los suministros de los recursos naturales que adquirían en lo que ellos llaman su patio trasero:

“En noviembre  de 1947, un reporte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), sobre las metas soviéticas en América Latina, preveía muy pocas o ninguna posibilidad de golpes comunistas en toda esa  región. Pero la infiltración comunista de grupos ostensiblemente apolíticos, como los sindicatos laborales ya habían avanzado tan efectivamente, que en caso de una guerra contra EE.UU., la Unión Soviética, simplemente dando las ordenes necesarias, puede parar las economías de Chile y de Cuba negando así a los EE.UU., al menos temporalmente, el cobre y el azúcar [...]”[12]

Robert Pollard muestra cómo se va  configurando la política Norteamérica hacia nuestros países de acuerdo a los intereses  estratégicos de esa potencia frente a la URSS, de esta forma desde  finales de la década de los 40 del siglo pasado, EE.UU. no ve ya como peligro  inminente una ocupación directa de  parte de su enemigo comunista en la región, pero sí existe esa creciente posibilidad revolucionaria que debe ser conjurada, de esta manera la doctrina de Seguridad Hemisférica se traslada hacia el interior de los países, tomando una nueva dimensión. Es así, que atendiendo a esta nueva situación, es que  debe existir una alianza de las fuerzas armadas de los gobiernos latinoamericanos con Washington para conjurar cualquier brote subversivo.
Una muestra de esta preocupación se encuentra en el artículo reproducido en la Military  Review escrito por el mayor del ejército norteamericano Teodore Wyckff, [13] quien  al analizar los nuevos proyectiles balísticos de la Unión Soviética y del enorme recorrido que poseen, presenta varias hipótesis de ataques a  distintos blancos en territorio estadounidense y en países aliados, obteniendo como resultado que solo América latina no podría estar al alcance del  fuego de la URSS, por lo que recomienda que es en esa región donde se debe invertir en la construcción de fabricas que provean de armamento a los Estados Unidos, pero  lo que es más importante es la recomendación final, pues reconoce que:

“La pobreza agobiante de la región, la hacen  un objetivo permanente de la propaganda comunista y una forma de precaver este avance seria la realización de un programa de expansión económica e industrial [...] para salvaguardarla de esta amenaza [...].”

Corría ya la década del 60, la revolución cubana fue un golpe muy duro que recibió los intereses norteamericanos, pero no era el único, en el Perú, los movimientos campesinos hacia finales de la década del cincuenta y las guerrillas del 65 y otros tipos de demandas populares en la región, terminaron  de bosquejar, definitivamente, un cambio en la dirección de la Seguridad Hemisférica por  la nueva Doctrina de Seguridad Nacional. Como señalamos líneas arriba, ahora el problema era conjurar al enemigo interno, para lo cual se creó la Fuerza Interamericana de Paz, se fortaleció la OEA y se instituyó la Junta Interamericana de Defensa, pero esta no sería la única política que implementara el imperialismo norteamericano:

“El Presidente Jonh F. Kennedy anunció en marzo de 1961 el ambicioso programa denominado Alianza para el Progreso que implicaba la transferencia para América latina de 20 mil millones de dólares [...].”[14]

De esta forma se establecieron reuniones para definir las políticas. El Consejo Interamericano Económico y Social se reunió en Punta del Este. En aquel conclave el presidente Kennedy hizo llegar un mensaje en la que señalaba:

“Que en la vida democrática no debía haber lugar para instituciones que beneficiaran solo a unos pocos, y que deberían realizarse los cambios profundos para eliminarlas como la reforma agraria, el mejoramiento de la educación, la salud y la vivienda [...].”[15]

Con lo que el propio imperialismo  norteamericano demandaba una serie de reformas a los países latinoamericanos para evitar la subversión comunista.
Esto explica porque varias de las medidas tomadas por los gobiernos militares de la época en el continente, así como por parte del auto denominado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas  en nuestro país, resultan ser similares tanto en la forma como en su contenido. Esto lo podemos ver, por ejemplo, en  el caso de Guatemala[16]: “[...] La visión de la dictadura de Carlos Manuel Arana no radica exclusivamente en ganar la guerra interna por medio de la fuerza, sino llevar un plan nacional de desarrollo (1971-1975) [...]”, y más adelante Juan Carlos Torres dirá:

“[...] La Doctrina de Seguridad Nacional buscaba un plan de desarrollo económico en todo Latinoamérica, por ende, la reforma agraria ya no era un signo de subversión, sino ganarles los espacios políticos y económicos planteados por las guerrillas.”

En el Perú, estas directivas  fueron puntualmente señaladas en un memorandum dirigido a  los presidentes de la Junta Militar de Gobierno de 1962-1963. Este documento elaborado por un “grupo de profesionales” a quienes no se les identifica, pero hace suponer que se trataba  no solo de personal militar, sino, también, de civiles, utilizaron en su redacción la terminología usada en el CAEM como lo recoge Víctor Villanueva.[17] El referido memorandum “sugería” la:

“Creación del Organismo Nacional de Planificación. Se fundamentaba en el empirismo que había guiado la vida y actividades del país y en las proposiciones de Punta del Este al crearse la Alianza para el Progreso. Proponía un decreto ley con el indicado fin.”

Más adelante respecto a la reforma agraria indicará:

“Ley básica de Reforma Agraria, por ser una necesidad clamorosa del país, recomendada ampliamente en Punta del Este, que no necesita fundamentacion y que solo tienen la valla de los intereses creados que ningún gobierno se ha atrevido contrariar.”

Existen otros grupos sociales que también se identifican con los intereses de esta facción de la gran burguesía, que no lo hemos desarrollado aquí, pero que podemos mencionarlos, como los socialdemócratas, liderados por Héctor Cornejo Chávez[18] además de grupos filo marxistas y partidos de izquierda revisionistas.

A MANERA DE CONCLUSIÓN
·         Podemos decir que es a partir del año de 1939 (primer gobierno de Pardo) que una rama de la gran burguesía deviene en burocrática, al iniciarse una creciente participación del Estado en la economía debido a la falta de capitales para profundizar el capitalismo burocrático, empezando las pugnas entre ambas facciones de la gran burguesía peruana, la compradora y la burocrática. [19]
·         Será en la administración del presidente Bustamante y luego en el primer gobierno de Fernando Belaunde, que las pugnas entre las dos facciones mencionadas se atizarán, reflejándose en las disputas en el Congreso, derivando en inestabilidad política, entrabamiento a la Reforma  Agraria y, por otro lado, se manifestaba el movimiento insurgente de Luis De la Puente Uceda, a más del creciente descontento del movimiento popular en las ciudades. Es en medio de esta compleja situación que a  través del golpe de Estado de los militares del 68, que estos toman el poder en función principalmente de los intereses de la burguesía burocrática.
·         De lo expuesto no se deriva que los militares sean una clase social, sino, como ya se a dicho, este sector asume los intereses de una facción de la gran burguesía peruana,  en este caso de la burguesía burocrática.



























































[1] José Carlos Mariategui. Ideología y Política. Lima: Editora Amauta. 1987. Págs. 159-160.
[2] John K. Galbraiht. El Crac del 29. Barcelona: Editorial Seix Barral. 1976.
[3] Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero (1936).  
[4] Al respecto se puede consultar: Víctor Villanueva. EJERCITO PERUANO. Del caudillaje anárquico al militarismo reformista. Lima: Editorial Juan Mejia Baca. 1973, capítulo V; y,  Kruijt. La revolución por decreto. Perú durante el gobierno militar. Lima: Mosca Azul editores. 1991, capítulo III.    
[5] Se buscó analizar los sillabus de los primeros cursos dictados en el CAEM, así  como los  discursos memorias que realizan los directores de esa institución al finalizar cada año académico, pero la respuesta en ambos casos fue que no existía esa información, solo tienen archivos a partir de los años ochentas.
[6] “Ejército: Rol social y disciplina.”  En Revista Militar del Perú. Número 2. 1952. Págs. 1-6.
[7] “La Escuela Superior de Guerra de Paris y  la Segunda Guerra Mundial.” En Revista Militar del Perú. 1955.  Número 620. Págs. 35 - 42.
[8] En la década de los noventa esta institución cambio de nombre por el de Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN).
[9] El general Marín fue fundador del Centro de Altos Estudios Militares, primer director y primer asesor de dicha institución cuando pasó al retiro.  Se trata de un destacado militar que egresó como espada de honor de    promoción en la Escuela de Oficiales. Se recibió como bachiller en Matemáticas en la UNMSM, fue enviado a Francia a seguir un curso, egresando con el segundo puesto, ya que  los reglamentos no permitían que un extranjero ocupe el primero. Fundador del arma de Ingeniería del Ejército y catedrático emérito de la Universidad Nacional de Ingeniería. Marín dictó gran cantidad de conferencias que han sido recopiladas en dos textos que, lamentablemente, aun no tienen mayor circulación, pero que se pueden consultar en la biblioteca del hoy Centro de Altos Estudios Nacionales. Para acercarse a la biografía de este personaje véase: “General de división José del Carmen Marín, Maestro y Humanista”, escrito por el general ® Luis Trigoso Reyna, publicado en la revista de esa institución en noviembre del 2001.
[10] “Se inauguró Centro de Altos Estudios Militares.”En Revista Militar de Perú. Número 6. 1951. Págs.  61-70
[11] José del Carmen Marín.  Conceptos Básicos – Conferencias. Lima: Centro de Altos Estudios Militares. 1972.
[12] Robert Pollard. La Seguridad Económica y los orígenes de la GUERRA FRÍA. 1945 –1950. México DF: Ediciones Gernika. 1987. Véase el capítulo  9.
[13] “La Situación Estratégica de América del Sur.” En Revista de la Escuela Superior de Guerra. Número 4. 1956. Págs. 95 - 98.
[14] “El gobierno argentino frente a la Alianza para el Progreso y la cuestión cubana.” Extraído de la web, contiene gran cantidad de información bibliográfica, pero  no consigna autor.
[15] Loc. Cit.
[16] Juan Carlos Torres Venegas. “Apuntes sobre la dictadura y el ejército: Herramientas coactivas del Estado. Sondeando los Orígenes de la violencia. Guatemala 1945 – 1985.” En Praxis en la Historia. Revista del Taller de Estudios Histórico – Filosóficos. Número 4. Diciembre del 2005. UNMSM. Lima. Págs. 155 – 168.
[17] Víctor Villanueva. El CAEM y la revolución de la FUERZA ARMADA. Lima: IEP. 1972. Págs. 208 – 209.
[18] Héctor Cornejo Chávez.  Socialcristanismo y revolución peruana. Lima: Centro Andino de Capacitación y Estudios. 1975.
[19] Sobre el tema se puede consultar: tomo II. Obras Escogidas Mao Tse Tung, y los artículos del doctor Abimael Guzmán: Revolución Democrática, Contra las Ilusiones Constitucionales y Desarrollemos la Creciente Protesta Popular, colgados  en la web.

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